Este año del 2017 empezó a pintar los contornos volubles con visos
próximos a espejismo (según los ojos interesados) del despegue de la campaña
presidencial del año 2018 con trazos entre surrealistas y abstractos, sea lo
que fuere lo que esto signifique.
Por lo mismo, adelantar unas notas sobre tan particular paisaje no
deja de ser un riesgo no solo por los perfiles en ciernes de tal fenómeno sino
por lo movedizo de estos tiempos que se viven y que hemos dado en llamar de la pos
verdad, algo así como archipiélago de subjetividades a la intemperie y sin
referencias orientadoras esperando recibir confirmaciones de sus estereotipos o
nociones prejuiciosas para reagruparse emotivamente a la manera de los
fans atacados de histeria, consecuencia de no asumir las responsabilidades de
pensar por cuenta propia. Circunstancia
en las cuales todo es posible, hasta lo inimaginable, aunque resulte a todas
luces como irracional. Lo que no ha de limitarse exclusivamente a uno de los
extremos en juego, que recientemente ha correspondido a la “derecha populista”,
pero que bien puede estar asociado a un tono cualquiera del iris de su
antípoda.
Y he entrecomillado eso de derecha
populista (especialmente lo de derecha y su opuesto), porque agotado el viejo
tiempo, muchos conceptos se tornan inapropiados aunque sigan conservando su
atractivo y no sean más que cadaverina edulcorada por la inercia. Si los
paradigmas se han venido estrepitosamente a tierra hechos añicos y produciendo
contrasentidos aparentes como Trump en amoríos con Putin, mientras la China de
Mao y Venezuela nada tienen que ver con Socialismo, necesario es valorar otras
miradas e identificar nuevos factores hacia los cuales convergen y divergen los
actores de la política y la opinión operándose los re-alineamientos que están
cobrando visibilidad.
En el concierto de ese paisaje político en proceso de definición,
tenemos: por uno de los flancos, la propuesta de la candidatura del
vice-presidente German Vargas Lleras, con el respaldo matriz de su tradicional agrupación Cambio Radical, que
carga consigo un mal oliente legado. Colindando con éste, en una proclividad
reciproca por lo común compartido, la propuesta de candidatura presidencial por
parte del llamado Centro democrático, bajo la comandancia absoluta de Álvaro
Uribe Vélez. Cómo se resolverá su imantada relación en torno a lo fundamental
programático entre éstos? Allende están los Conservadores (con Directorio y sus
facciones), en una relación de cercanía tentadora con el Centro democrático de
Uribe Vélez.
Por otro flanco, se vislumbra la salida propositiva del Partido
liberal, aún en la fase de precandidaturas y definición del mecanismo de
sanción de su candidato oficial, en el que Humberto de la Calle está dispuesto
a jugárselas…Esta opción tiene por delante en el recodo del camino, una
bifurcación problemática: para dónde virar en términos de alianza? Hacia la
propuesta democrática en proceso de trámite presidida por la senadora Claudia
López-Navarro Woolf y sectores de la llamada Izquierda, o hacia su socio en la
Unidad Nacional, Cambio Radical.
El partido de la U, al parecer con una inflación de eventuales
precandidaturas o amagos de éstas, pero sin claros liderazgos. La fluctuación
parece ser su naturaleza, quizá con una proclividad más hacia Cambio Radical.
De la diáspora reinante en el campo tradicional de la llamada
izquierda, tenemos hoy en día un Polo venido a menos, con el núcleo base del
tradicional MOIR y su líder natural Jorge Robledo como candidato, que al parecer
no es referencia de convergencia plural, de unidad. Otras fracciones de éste,
el sector de la ministra del Trabajo, Clara López e Iván cepeda, en actitud
presta hacia convergencias posibles con la iniciativa de Claudia-Navarro, el
movimiento social y la “criatura mutante” de lo que por vía del acuerdo de Paz,
ya empezó a dejar de ser FARC. Por las colindancia de este campo, la iniciativa
persistente del Progresismo en cabeza de Gustavo Petro, ex-alcalde de Bogotá.
Y en la periferia (de tono satelital…), una diversidad grupuscular.
En ese hipotético panorama, y dado los hastíos y cansancios, como las
saturaciones de la opinión ante ciertos protagonistas de nuestra fauna
política, y el descontento latente y manifiesto de las gentes del común con
tanta corrupción y perdida de legitimidad de las instituciones y los partidos,
así como por la evolución del proceso de
implementación de los acuerdos de Paz en curso, amén de la incógnita latente en
las mayorías secularmente abstencionistas, lo que se viene en las próximas
presidenciables puede ser rotundamente
sorpresivo (…)!
Ramiro del Cristo Medina Pérez
Santiago de Tolú, marzo 11- 2017