lunes, 13 de marzo de 2017

Este año del 2017 empezó a pintar los contornos volubles con visos próximos a espejismo (según los ojos interesados) del despegue de la campaña presidencial del año 2018 con trazos entre surrealistas y abstractos, sea lo que fuere lo que esto signifique.

Por lo mismo, adelantar unas notas sobre tan particular paisaje no deja de ser un riesgo no solo por los perfiles en ciernes de tal fenómeno sino por lo movedizo de estos tiempos que se viven y que hemos dado en llamar de la pos verdad, algo así como archipiélago de subjetividades a la intemperie y sin referencias orientadoras esperando recibir confirmaciones de sus estereotipos o
nociones prejuiciosas para reagruparse emotivamente a la manera de los fans atacados de histeria, consecuencia de no asumir las responsabilidades de pensar por  cuenta propia. Circunstancia en las cuales todo es posible, hasta lo inimaginable, aunque resulte a todas luces como irracional. Lo que no ha de limitarse exclusivamente a uno de los extremos en juego, que recientemente ha correspondido a la “derecha populista”, pero que bien puede estar asociado a un tono cualquiera del iris de su antípoda.

Y he entrecomillado eso de derecha populista (especialmente lo de derecha y su opuesto), porque agotado el viejo tiempo, muchos conceptos se tornan inapropiados aunque sigan conservando su atractivo y no sean más que cadaverina edulcorada por la inercia. Si los paradigmas se han venido estrepitosamente a tierra hechos añicos y produciendo contrasentidos aparentes como Trump en amoríos con Putin, mientras la China de Mao y Venezuela nada tienen que ver con Socialismo, necesario es valorar otras miradas e identificar nuevos factores hacia los cuales convergen y divergen los actores de la política y la opinión operándose los re-alineamientos que están cobrando visibilidad.

En el concierto de ese paisaje político en proceso de definición, tenemos: por uno de los flancos, la propuesta de la candidatura del vice-presidente German Vargas Lleras, con el respaldo matriz de su  tradicional agrupación Cambio Radical, que carga consigo un mal oliente legado. Colindando con éste, en una proclividad reciproca por lo común compartido, la propuesta de candidatura presidencial por parte del llamado Centro democrático, bajo la comandancia absoluta de Álvaro Uribe Vélez. Cómo se resolverá su imantada relación en torno a lo fundamental programático entre éstos? Allende están los Conservadores (con Directorio y sus facciones), en una relación de cercanía tentadora con el Centro democrático de Uribe Vélez.

Por otro flanco, se vislumbra la salida propositiva del Partido liberal, aún en la fase de precandidaturas y definición del mecanismo de sanción de su candidato oficial, en el que Humberto de la Calle está dispuesto a jugárselas…Esta opción tiene por delante en el recodo del camino, una bifurcación problemática: para dónde virar en términos de alianza? Hacia la propuesta democrática en proceso de trámite presidida por la senadora Claudia López-Navarro Woolf y sectores de la llamada Izquierda, o hacia su socio en la Unidad Nacional, Cambio Radical.

El partido de la U, al parecer con una inflación de eventuales precandidaturas o amagos de éstas, pero sin claros liderazgos. La fluctuación parece ser su naturaleza, quizá con una proclividad más hacia Cambio Radical.

De la diáspora reinante en el campo tradicional de la llamada izquierda, tenemos hoy en día un Polo venido a menos, con el núcleo base del tradicional MOIR y su líder natural Jorge Robledo como candidato, que al parecer no es referencia de convergencia plural, de unidad. Otras fracciones de éste, el sector de la ministra del Trabajo, Clara López e Iván cepeda, en actitud presta hacia convergencias posibles con la iniciativa de Claudia-Navarro, el movimiento social y la “criatura mutante” de lo que por vía del acuerdo de Paz, ya empezó a dejar de ser FARC. Por las colindancia de este campo, la iniciativa persistente del Progresismo en cabeza de Gustavo Petro,  ex-alcalde de Bogotá.

Y en la periferia (de tono satelital…), una diversidad grupuscular.

En ese hipotético panorama, y dado los hastíos y cansancios, como las saturaciones de la opinión ante ciertos protagonistas de nuestra fauna política, y el descontento latente y manifiesto de las gentes del común con tanta corrupción y perdida de legitimidad de las instituciones y los partidos, así como por la evolución  del proceso de implementación de los acuerdos de Paz en curso, amén de la incógnita latente en las mayorías secularmente abstencionistas, lo que se viene en las próximas presidenciables puede ser  rotundamente sorpresivo (…)!

Ramiro del Cristo Medina Pérez


Santiago de Tolú, marzo 11- 2017